Alaska – Leo Rarra
EL CANDIDATO DE LAS MINORIAS no hubiese necesitado de la contribución electoral de los pegamoides para ganar los comicios del pasado 4 de noviembre. Los afroamericanos, los hispanos y una buena parte de los votantes blancos bastaron y sobraron para lograr su objetivo. Se ha sabido, sin embargo, que estos aliados naturales de la candidata de Alaska votaron abrumadoramente a favor de Obama. “Ser alasqueños no significa que vayamos a votar necesariamente por la gobernadora de nuestro Estado”, advirtió Saúl Kuchinik, líder de la American Pegamoid League, días antes de las elecciones. Kuchinik fue más lejos al declarar que los pegamoides no se sintieron precisamente halagados por la decisión de los republicanos de no hacer campaña en sus territorios.
En una carta abierta a la gobernadora Sarah Palin, publicada en el Anchorage Grizzly Majorcrap, Kuchinik expresó en durísimos términos la decisión de obviar a su gente. “Como pudiste hacerme esto a mí”, escribió. “Yo que te hubiese querido hasta el fin. Sé que te arrepentirás”.
Desaire electoral Tras la derrota de su “ticket” en las elecciones presidenciales, la gobernadora de Alaska se encuentra en un limbo político. Se ha apuntado la posibilidad de que Palin sustituya al senador Ted Stevens en Washington, ante la más que probable dimisión de éste por un delito de cohecho.
Sin embargo, el desaire electoral a los pegamoides durante la campaña presidencial puede pasarle factura en unos comicios estatales donde esta pujante minoría de protohumanos nacionalizados atesora un creciente poder político.
“Los pegamoides son una fuente de inspiración para todos los ciudadanos del gran estado de Alaska”, dijo Sarah Palin ayer durante una visita a la Feria Anual de Taxidermistas de Juneau, donde aprovechó para fomentar los productos locales comprándose una familia entera de pegamoides disecados. (Kuchinik, en la imagen, se dispone a depositar su voto.)
