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13 de junio de 2011

Carta a J.K. Rowling desde Siberia

LA IMAGEN QUE DAS de mi especie hace que se me indigesten los lemmings y que se me atraganten las egagrópilas. ¡Por Zoroastro!, los búhos nivales somos aves nobles, solitarias y huidizas cuyo ulular confiere a los bosques nórdicos un aura tenebrosa y mística.
  Según tú, sin embargo, somos una suerte de gallináceas domesticables y dispuestas a ponernos al servicio de cualquier soplapollas con gafas.
  Pero tu estulticia va mucho más allá. No te bastó con arrebatarnos nuestra dignidad de ave de presa transformándonos en patéticos correveidiles, sino que además nos has presentado ante el mundo como domingueros que van a los sitios a mogollón, obviando, oh cretina, el axioma ornitológico de que las aves de presa somos por definición solitarias y extraordinariamente territoriales.
  Cada vez que recuerdo a esa turba de búhos blancos llevando y trayendo sobres, doy un giro completo al cuello para asegurarme de que no me mira nadie. Has destruido la reputación de una de las especies más emblemáticas del Ártico por un mero capricho creativo.
  Yo no entiendo mucho de cine, pero tampoco hace falta ser Bergman para saber que el papel de mensajero lo podía haber hecho perfectamente un perro o una vulgar paloma, que esos sí hacen recados y se dejan acariciar o matar si preciso fuera.
Nada de lo que cuentas de nosotros es cierto. Has preferido hacer caso omiso a toda la información recopilada sobre nuestro hábitat, ecología y ciclo biológico, y desaprovechar el enorme caudal de interpretaciones dramáticas que estos te ofrecen.
  ¿En cuál de tus obras aparecemos espectralmente entre las coníferas para dar muerte a una liebre clavándole las garras con la precisión de un neurocirujano? ¿Dónde se plasma el secular y shakesperiano duelo entre rapaces nocturnas y diurnas? ¿Qué cámara o párrafo capta la ternura de la madre alimentado a sus polluelos, o la trágica y desgarradora imagen de los hermanos de una nidada devorándose entre sí (Shakespeare, de nuevo) porque sus congéneres no pueden alimentarlos a todos?
  Creo que proporcionamos material de sobra para hacer una película caché y sin embargo quien lea tus libros creerá que los congéneres de ese castrato de Hedwig seríamos felices adornando el salón de alguna casa burguesa. Al lado de una chimenea, no te jode, como si a nosotros, los hijos de la aurora boreal, nos molestara el frío.
¡Anda qué…!

Traducción de Araceli Sieteiglesias de Mier