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13 de junio de 2011

Batalla campal entre las peñas jungiana y freudiana del Valencia C.F.


El Garrofer - Valencia
LA TENSIÓN ACUMULADA entre las peñas jungiana y freudiana del Valencia C.F. culminó ayer en una batalla campal que se saldó con numerosos destrozos materiales, cinco heridos leves y más de veinte detenidos.

La violencia se desató durante la Reunión Anual de las Peñas Federadas del Club, celebrada en la Marisquería Abastos de Tavernes de Valldigna. Durante dicha reunión, en la que debían haberse tratado temas de tesorería y organización de actividades lúdicas, el presidente de la Peña Valencianista Sigmund, Gustavo Alcócer, dijo que los problemas del equipo no se pueden entender sin analizar los “mecanismos individuales de represión de cada jugador”.

Bernardo Climent, de la peña jungiana Young Jungs le devolvió la púa espetándole que lo que se imponía era una profunda transformación del “subconsciente colectivo” valencianista.

“Esa fue la gota que colmó el vaso”, comenta a El Garrofer el freudiano Luis Antonio Miralles, que permaneció detenido durante la noche de ayer junto a varios correligionarios con perilla por su participación en la multitudinaria pelea.

A la voz de “¡la religión y el misticismo son factores irrelevantes!”, miembros de la Peña Valencianista Sigmund empezaron a tirar cáscaras de langostinos hacia las mesas de los jungianos, que respondieron arrojando mendrugos de pan y tenedores.

“[Los jungianos] ningunean sistemáticamente las contribuciones de don Sigmund”, dijo el fumador compulsivo Miralles. “Me da igual que sean del Valencia o del Madrid”, añadió. “El hecho de que no estemos de acuerdo evidencia que eso del subconsciente colectivo es una mera fabricación intelectual cuya veracidad no puede ser sometida a verdadero análisis”.

El ex presidente del club levantino, Juan Soler, dijo que mediará entre las dos influyentes peñas valencianistas. “Hay que recordar que la relación entre Carl y Sigmund fue muy constructiva”, dijo el zafio empresario. “Se enriquecieron mucho mutuamente, hasta el punto de que no se puede entender el trabajo de ninguno de ellos sin tener en cuenta las contribuciones del otro”.