El Garrofer - Madrid
Sanz, que se inscribió hace dos años con el nombre de Aniceto Morcillarejo, pasó todas las pruebas físicas y técnicas necesarias para colegiar partidos oficiales de fútbol. Sin embargo, no cumplía el requisito principal: tener un nombre raro.
"Sé que no debí mentir", asegura un apesadumbrado Sanz. "Pero he deseado ser árbitro desde niño y sabía que no pasarían por alto un apellido como el mío".
Este apasionado del fútbol, casado y con tres hijos, dijo que envidia a colegiados como Undiano Mallenco, Pérez Burrull, Calvo Guadamuro y Turienzo Álvarez. "Son nombres que imponen personalidad y respeto, y que ayudan a soportar la presión, creo".
Sanz dice haber elegido el nombre de Aniceto Morcillarejo de una extensa lista de nombres sacada de Internet. "Había otros que también me gustaban como Abimael Glándur, Santisfo Ferren y Jefe Antonio García-Cranco, pero tampoco era cuestión de dar el cante".