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13 de junio de 2011

El "otro"se identifica como tal al ser detenido por la policía

Iosep Conrad - Las Rozas LA POLICÍA DETUVO ayer a El Otro tras ser delatado por Ignacio Catafasfos, un delincuente común al que sorprendieron con siete felpudos de una sala de juegos de Tres Cantos.

Tras un breve interrogatorio, el supuesto compinche de Catafasfos confesó ser El Otro, un individuo al que también se conoce como Ése, Aquél y Uno, y que trabaja de portero en el citado establecimiento de ocio.

Fausto Pinedo, el abogado de El Otro, asegura que su cliente es una persona muy normal que nunca ha tenido demasiada suerte en la vida. "Cada vez que una mujer tuvo que elegir entre Jacinto y El Otro, o entre Samuel y El Otro, o entre Carlos y El Otro, El Otro se fue de vacío", aseguró el letrado poco antes de abandonar las dependencias policiales al surgirle un caso más lucrativo que el de Ése.

Tras confesar, El Otro dijo a El Garrofer que aunque era inocente se declararía culpable. "Cuando eres El Otro acaban liándotela tarde o temprano", dijo resignado a volver a prisión, después de haber cumplido una condena de seis años por su presunta participación en una estafa. "En un principio imputaron a ministros y al copón en bote", dijo.

Sin embargo, tras una intensa investigación, el magistrado y putero santanderino, Don Leopoldo Arístegui Valls, acabó condenándoles sólo a él y a su amigo de la infancia, Jose María Cabeza de Turco. "Lo sentí menos por mí que por Jose María que, como su padre y todos los Cabeza de Turco, es una persona buena y considerada", comentó.

El Otro, que lo fue a su favor cuando no le tocó la lotería a su inseparable y concreto amigo Felipe Morell, sino al propio El Otro, fue rico, por esta razón, durante una breve temporada de su vida. "Fui el típico personaje que ofrece mucho dinero por un canario, o un coche antiguo o una escopeta rara, y al que siempre dicen que no", dijo El Otro, que acabó arruinado tras invertir su fortuna en un negocio de transportes con varios amigos, en el que sólo puso dinero el otro. Desde entonces se ha ganado la vida suscitando chistes del tipo, y entonces va el otro y dice. (En la imagen, El Otro posa con Jordi como se llame en una fotografía reciente).