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13 de junio de 2011

Echa de casa a su hijo por ganarle al Monopoly

monopoly

Macarena Sinatra - Torrevieja

FERNANDO VERDAGUER YA NO ES EL HOMBRE ALEGRE y chistoso que sonreía a todo el mundo por la calle. Su vida dio un giro radical hace tres horas, sentado alrededor de esta misma mesa de formica de su casa de verano en Torrevieja, donde rememora con Mayte, su mujer, los hechos que culminaron en la expulsión del hogar de Chichu, el hijo único de ambos, de 17 años de edad.

“Lo eduqué en la generosidad y el respeto, y ha resultado ser una auténtica alimaña”, dice Fernando, un sindicalista de CCOO jubilado, que durante aquella infame partida se vio obligado a hipotecar las tres estaciones de ferrocarril que poseía tras caer en Paseo del Prado con un hotel, y no disponer de líquido suficiente para afrontar el pago.

“No me quiso fiar cien euros [de Monopoly] por mucho que a la siguiente tirada fuera a recibir los 200 de paso por meta”, comenta Fernando con lágrimas en los ojos, que tras aquella mala pasada cayó irremisiblemente en la bancarrota.

“Lo he sacrificado todo por él, vacaciones, horas extra para profesores particulares y para que tuviera unos reyes de rey”, dice con la mirada puesta en una vieja bicicleta BH de color amarillo apoyada en una pared del patio.

“Creo que cualquier padre hubiera hecho lo mismo en mi lugar, pero si no me da igual, no quiero nada con capitalistas darwinianos”, dijo muy rápido, como si hubiera repetido esas mismas palabras cientos de veces.

“Siempre has sido muy duro con él, Fer”, dice Mayte de pie secándose las manos con el delantal. “Y sé que no te gusta oírlo, pero creo que tu hijo estaba un poco resentido de que le hubieras vendido Lavapiés por el triple de su valor”.

“¡No le llames mi hijo!”, exclama el viejo aún escocido por la derrota. “Todo lo que he ganado ha sido siempre para él”.