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13 de junio de 2011

Una nevada de una polla de grosor paraliza la ciudad de Boston

boston

Chucho Sepulcre – Martha’s Vinyard, Massachussets

UNA NEVADA DE UN GROSOR aproximado de una polla paralizó ayer la ciudad norteamericana de Boston, que sigue en estado de emergencia a espera de que las condiciones meteorólogicas mejoren. La capital del estado de Massachussets quedó totalmente colapsada tras constatarse que la precipitación en forma de nieve caída durante la noche del lunes al martes equivalía al perímetro de una polla estándar.

Al comprobarse la obscena similitud entre la nevada de cinco centímetros y el calibre de una polla normal, el alcalde de la ciudad, Thomas M. Menino, hizo un llamamiento ciudadano para que todo el mundo permaneciera en sus hogares hasta que la medida de la nevada bajara o subiera.

Después de que el servicio meteorológico diera la previsión del pornográfico fenómeno, muchas familias optaron por hacer acopio de víveres en caso de que el frío intenso mantuviera el manto de polla de grosor en las calzadas de la ciudad durante varios días.

“Cuando la nevada es de dos o tres pies [entre 60 y 100 centímetros], siempre puedes aventurarte a salir con raquetas o esquís”, dijo Stefano Bruno, de Brookline, que aún no sabe cuándo podrá ir a comprar pañales para sus mellizas. “Con estas nevadas de pene a pene y medio realmente estás atado de pies y manos.”

No fueron pocos los habitantes de la elegante ciudad de Nueva Inglaterra a quienes la vulgar nevada les cogió totalmente por sorpresa. “En el momento en que la nieve crujió bajo mi bota me dije, ¡fuck, el perímetro de mi puta polla!”, comenta el estibador Sean Coughlan, de 34 años de edad, que al cierre de esta edición seguía esperando a que la nieve se derritiera. “Yo ahí no piso”, comentó.

El piloto de helicóptero Hermie Donovan, de la cadena de televisión de Boston Channel 5, describió la escena a vista de pájaro de las zonas afectadas de “dantesca”.

“Amo demasiado esta ciudad como para poder soportarlo”, dijo visiblemente afectado tras ver cientos de hectáreas cuadradas de la noble metrópoli cubiertas por un manto de nieve de un órgano follaperras de grosor.

Massachussets no vivía una situación similar desde aquel fatídico 4 de febrero de 1973, fecha en que la isla de Nantucket amaneció con una nevada de un grosor equivalente al largo estándar de una descomunal mierda.