Cristina Gurriarán Mócmec - Washington D.C. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, entró ayer en las oficinas de Greenpeace USA, en Washington D.C., haciéndose pasar por un estudiante sucio y desgarbado.
Según ha podido saber El Garrofer, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas norteamericano llegó a las 10:43 a.m. del pasado miércoles al edificio sito en una céntrica calle de la capital con un macuto, una sudadera con capucha y una gorra peruana de lana gruesa.
Antes de acceder al edificio, Obama entró en la hamburguesería Fuddruckers situada frente a la sede de Greenpeace, y salió minutos después con una bolsa de patatas fritas en la mano y chupándose los dedos de la otra. A continuación, cruzó la calle y entró en el número 702 de la calle H diciendo what’s up (“qué tal”) a todas las personas con las que se cruzaba.
El jefe del ejecutivo estadounidense fue atravesando puertas hasta plantarse ante el mismísimo presidente de Greenpeace Internacional, el alemán, Gerd Leipold.
“Se presentó en la oficina un tipo con capucha y sacó una bandera de Estados Unidos que llevaba en el bolsillo de la sudadera”, dice el voluntario de Greenpeace, Matt Shmelding, de 25 años de edad. “Luego dijo ‘existe un compromiso real de América con las energías renovables’.
“La voz me sonaba”, continuó White. "No lograba identificarlo hasta que alguien gritó ,‘¡Es Obama!’, y todo el mundo empezó a decir 'buu', 'buu'”, recuerda el ecologista. “Luego se fue corriendo por las escaleras", continuó. "Nos asomamos por la ventana y lo vimos entrar en un coche oficial escoltado por media docena de motos”.