Salvador Sepulcre - Fofán
"Fue entonces cuando decidió dejarse la barba", asegura Jacinto, que durante años mantuvo en secreto la infección de frutas de Rajoy . "Lo peor fue cuando la lengua se le convirtió en fresa".
Mariano logró recuperar el habla gracias a su tía Adela, una curandera celta de la aldea pontevedresa de Fofán, que le enseñó a articular su fresón lingual sin que apenas se le notase. Sin embargo, las bayas silvestres nunca dejaron de crecerle en el jepeto. "Siempre iba envuelto en una nube de avispas y moscardones", relata Eurico, un antiguo compañero de facultad que cuenta cómo el otrora jovial y extrovertido estudiante, se tornó huraño y desconfiado.
"Mariano desarrolló una extraordinaria capacidad para llevárse las bayas a la boca sin manos, (en la imagen)" nos comenta un primo suyo. "Al mantener las afloraciones bajo control, los bichos desaparecieron".
Sin embargo, le quedó una secuela psicológica. Según ha podido saber El Garrofer, Rajoy es perseguido constantemente por una mosca imaginaria que se le posa en el cristal de las gafas, lo cual podría explicar su mirada huidiza.
"No podemos llamarlo esquizofrenia estrictamente, por que se trata de una única visión que, además, no va acompañada de voces", explica Suso, un psiquiatra local.
"Aunque nosotros no la veamos, la mosca es totalmente real para él", dice su amiga y colega María Dolores de Cospedal. "A veces se le va la mirada al noroeste", explica. "Los que le conocemos sabemos que en ese momento la mosca acaba de hacer acto de presencia".
Los allegados del político aseguran que Rajoy mantiene una excelente relación la relación con la mosca, a quién cariñosamente llama "Campanilla".