El magistrado, que no ha descartado incluir otros gases de efecto invernadero en su auto judicial, ha ordenado el arresto inmediato del CO2 en todo el planeta.
Sin esperar a que el Tribunal Supremo se pronuncie ante esta orden, veinte cuadrillas de guardias civiles y de policía nacional y municipal, han empezado a succionar, con decenas de compresores eólicos, millones de hectómetros cúbicos del presunto culpable del cambio climático, que están siendo depositados en cientos de camiones cisterna estacionados en un parking público de Burgos.
"El codos [CO2] se ha convertido en el mayor enemigo de la humanidad y, a día de hoy, sabemos que es responsable directo de la muerte de decenas de miles de personas y bastantes osos polares", declaró el magistrado ante la Audiencia Nacional. "Todo criminal debe pagar por sus crímenes y no veo por qué el susodicho codos ha de ser una excepción".
Al ser advertido por una transeúnte que el CO2 es un gas imprescindible para la fotosíntesis y otros procesos biológicos vitales para la supervivencia del planeta, el magistrado se subió la solapa del abrigo, se puso unas gafas de sol y pidió un taxi.