Gúlliver Espronceda – Silos
Un Airbus 380 procedente de Montreal con destino a Zurich a punto estuvo de costar la vida a un oso pardo ibérico al estrellarse en picado con 533 pasajeros a bordo en un rebollar del término municipal de Boca de Huérgano, en León.
El plantígrado de 7 años de edad fue hallado inconsciente a escasos doscientos metros del cráter causado por el impacto del avión, que se estrelló sin dejar apenas supervivientes y provocando al animal quemaduras en una pata y en el maxilar inferior.
Las altas temperaturas causadas por el avión en llamas y el caos reinante dificultaron la evacuación del soberbio oso de 90 kilos de peso, que tuvo que ser trasladado en una camilla campo a través hasta un prado, desde el que fue evacuado en helicóptero a Burgos.
La administración autonómica ha abierto una línea telefónica gratuita para todos aquellos que deseen interesarse por la salud del oso, cuyo estado sigue siendo preocupante. “Le ha sido retirada la sedación y aún no ha tocado la comida”, declaró el consejero de Medio Ambiente castellanoleonés José Luís Martínez. “Veremos mañana”.
Martínez se comprometió a retirar los restos del avión y a repatriar los cadáveres lo antes posible para emprender “ya mismo” la rehabilitación del área de alto valor ecológico.
“Estamos hablando de media hectárea de sotobosque con una gran variedad de vegetación endémica que sustenta a numerosos insectívoros, como el reyezuelo sencillo y la collalba rubia”, comenta Lialiane Spendeler, de Amigos de la Tierra, que visitó el lugar del siniestro en persona.
“Es absolutamente dantesco”, relata. “Hay decenas de madroños totalmente calcinados”.